“…Una generación envejece
Una generación obtuvo su alma
Está generación no tiene destino que abrazar.
Levanta la rabia…”. —Marty Balín, Paul Kantner Voluntarios. (1969 en plena guerra de Vietnam)
“Juventud, divino tesoro,
¡ya te vas para no volver!
Cuando quiero llorar, no lloro…
y a veces lloro sin querer». —Ruben Dario –
Nadie, en especial ningún hombre equilibrado, desea coleccionar denuncias por violencia contra mujeres a los 22 años.
A no ser que formes parte del partido político que ha sido presidido en la capital del país por Cuauhtémoc Gutiérrez, un exdirigente que prostituía edecanes y que actualmente está preso, o por Alito Cárdenas, célebre por tener fotos desnudas de algunas diputadas del PRI.
A no ser que seas un priista y tú alcalde también priísta te defienda, te acurruque en sus brazos y tiernamente te acune en una ridícula versión tricolor de las fantasías de un Batman retorcido hacia un impecable Robin misógino de pose y gimnasio.
La violencia política, laboral, social, emocional y psicológica que ha enfrentado la coordinadora de atención a Grupos Prioritarios y Diversidad Sexual del ayuntamiento priista de Pachuca, Irazú Escobar, por parte del regidor priísta César Ramírez Nieto no tiene nada que ver con la edad, como el funcionario argumenta a los medios, sino con misogina, con desprecio hacia las mujeres y su derecho a la participación política, prácticas y hábitos políticos históricos del, del PAN y de la ultraderecha de finales del siglo pasado.
Las denuncias de Irazú por Violencia de Género, que dice desconocer el presidente municipal priista de Pachuca, Sergio Baños Rubio, han sido levantadas ante la Comisión Estatal de Derechos Humanos y el Instituto Electoral de Hidalgo, y han llegado hasta la Comisión de Diversidad de la Cámara de Diputados.
Fátima Lugo, del colectivo “Airosa Joven”, usado por el regidor priista como trampolín para ascender en su partido, y según versiones, para lograr el padrinazgo que lo llevo al ayuntamiento del priista Sergio Baños, lo ha responsabilizado directamente de excluirla de la participación de eventos por el hecho de ser mujer y, además, de lucrar con proyectos sociales.
Al respecto, el funcionario público Ramírez Nieto ha respondido presumiendo en redes sociales su juventud y ha intentado desviar la atención de las denuncias de violencia a las mujeres al escudarse con el argumento de “ser el asambleísta más joven de la administración” lo que, según el “es causante de que “se le levanten falsos”
Y el alcalde priista dice no estar enterado de las denuncias, aunque se deshace en elogios por su regidor, mientras en las redes sociales de ambos circulan sus fotos, abrazados con la ternura del invierno y la primavera en un mismo encuadre.
Las denuncias que dice desconocer el alcalde han sido difundidas por una extensa cobertura mediática, tanto en Hidalgo como a nivel nacional a través del Sistema Público de Radiodifusión SPR.
Joven coleccionista de denuncias
Pero el fetichismo por la juventud no solamente se manifiesta en Hidalgo.
En la cámara de diputados hay algunas personas de 36 años con nombramiento y sueldo de diputación que se mueven públicamente en espacios de jóvenes, aunque rebasaron los 29 años que es la edad fijada por la ONU cómo el límite de la juventud.
Una especie de “chabelismo estratégico”
Las redes sociales comúnmente estigmatizan generaciones con términos como “generación de cristal” para los millennials o nacidos en la década de los 80, en confrontación con los “ boomers” que vivieron los movimientos hippies y punk y son considerados “generación de concreto”.
Hay oportunistas de ambos lados, desde nativos de la inocua generación de plástico o “x” qué se hacen pasar por millennials para usurpar sus espacios políticos; y hay millennials y zentennials con prácticas abusivas misóginas y violentas del priismo vomitado por la generación de los 60’s y 70’s.
Dignos políticos reciclajes menores a los 25 años del oportunismo díazordacista, del echeverrismo, de Lopez Portillo tienen en el actual líder del PRI, Alito Moreno, a su representante más elaborado.
Alito Moreno es el ejemplo a seguir para estos miniecheverrías del millennialismo, ya que fue dirigente del frente juvenil revolucionario del PRI hasta los 27 años.
Ser joven es una etapa de la vida que tiene fecha de caducidad, pero que de ninguna manera es sinónimo de impunidad, violencia manipulación y opresión.
De hecho, tradicionalmente las juventudes se han manifestado en contra de esas prácticas tan propias de tiranos del capitalismo y de políticos supermachos de la guerra fría.
En la antigua Grecia existían los “efebos” una categoría para hombres jóvenes menores de 20 años, seleccionados y muy valorados por el sistema machista y androcrático.
La actual política mexicana prianista ha demostrado un fetichismo por un efebo retrógrado, el viejo joven o el desgastado y violento político represor reencarnando en un clasista joven de gimnasio y privilegios, con un desfase ético con la generación actual
El 1969, a sus 22 años, el guitarrista Carlos Santana prácticamente reventó el festival de Woodstock con sus interpretaciones de rock con fusiones latinas alternando incluso en el mismo festival con el dios de la guitarra Jimi Hendrix, sólo tres años mayor que él.
En cambio, ser un político oportunista que usa el ser joven para coleccionar denuncias de violencia contra mujeres a los 22 años es todo menos juventud.