Claudia en el Zócalo y Xóchitl en Zacatecas. Las campañas presidenciales arrancaron este primero de marzo. Dos proyectos de gestión. Un país. Treinta puntos de distancia entre ambas, en favor de la candidata de Morena. De aquí al próximo 2 de junio, día de las votaciones, las veremos hasta en la sopa. La 4T se juega la continuidad y la derecha busca impulsar una campaña lo más arriba posible, con tal de ganar todo lo que pueda en el Congreso y el Senado. Es el principio de los próximos seis años para México. Sheinbaum ganará la elecciones y será la próxima presidenta. La primera mujer en gobernar el país.
Por su parte, la oposición derechista arreciará sus estrategias golpistas. Quieren el pastel de vuelta en sus manos. Los monopolios antisoberanos presionan para derribar las regulaciones económicas. Los grupos fascistoides no ven la hora de atacar la agenda progresista. Y Gálvez tiene delante de ellos. Y enfrente está la 4T, con sus errores y sus aciertos. Errores que ya pagarán y aciertos que conviene apoyar. Nos van los derechos de por medio. El Plan C. La salud, la educación, los ferrocarriles, el medio ambiente y la libertad. Todo empezó ya. Nadie quedará fuera. De una y otra manera, nos incumbe y nos involucraremos. Es tiempo de discutir de política. Mucho. Que se dividan las familias y las amistades, no importa. Al diablo con las tibiezas.