Cada 20 de noviembre conmemoramos el Día Internacional de la Remembranza Trans. Se trata de una jornada en la cual recordamos y demandamos justicia por las personas trans que han perdido la vida o han estado a punto de perderla a manos del odio. Se creó en Estados Unidos en 1998 en honor a Rita Hester, mujer afrodescendiente asesinada en Massachusetts el 15 de noviembre de ese año.
En Hidalgo, hay al menos cuatro casos de personas trans que fueron asesinadas o fueron agredidas por motivos de odio, que no han obtenido justicia, ni de cerca. Sobre lo que les pasó, no hay personas indiciadas, no hay culpables juzgados y, en casi todos, no expedientes abiertos.
Fernanda Lavalle, activista y trabajadora sexual, fue asesinada en noviembre de 2010. Su cuerpo apareció con signos de violencia y tortura en un paraje camino a El Arenal. Nunca se acusó a nadie. En enero de 2024, Gaby Ortíz, estilista, fue hallada sin vida camino al municipio de Progreso. Junto a ella se encontró un mensaje amenazante. A la fecha, no se han presentado culpables.
En febrero de 2025, dos mujeres integrantes del colectivo «Voces sin silencio» abrieron la carpeta de investigación número 12-2024-17935 por agresiones físicas vinculadas a casos de trata sexual en su contra. Al momento, la Procuraduría General de Justicia de Hidalgo no ha reportado avances en el caso.
Cuatro meses después, en junio, Alex, un hombre trans y población callejera, fue golpeado y violado por sujetos no identificados en las inmediaciones del fraccionamiento La Moraleja, en Pachuca. El servicio de emergencia 911 le negó auxilio y, al acudir al Hospital General necesitado de atención médica urgente, el agente de la Policía Industrial Bancaria que resguarda la sala de espera lo golpeó, insultó y echó del sitio. Desde entonces, permanece en calidad de desaparecido. Nunca se abrió una carpeta de investigación en contra de sus agresores, ni se sancionó a las autoridades que lo discriminaron.
Cuatro casos paradigmáticos de violencia contra personas trans en Hidalgo que no se han resuelto o no ha habido voluntad de investigarlos. Son, sin embargo, una pequeña nuestra de las múltiples agresiones que todos los días enfrentan las personas Trans hidalguenses, dentro de una estructura social, legal, económica y política que les sigue negando derechos, no solo de justicia, sino de acceso al trabajo, educación, cultura y servicios básicos. Por ejemplo: en Hidalgo, no hubo ni un sólo acto oficial para conmemorar este día. Y es que no existe en el Estado ni una sola política pública de igualdad sustantiva dedicada a equilibrar la balanza a su favor, en un contexto lleno de adversidades.
Por tanto, el Día de la Remembranza Trans no nada más debería ser una jornada para pintar banderas rosa, blanco y azul, y encender veladores en memoria de quienes fueron arrancadxs de nuestras vidas. Tendría que ser un día en el que se realicen actos de Estado concretos para combatir y erradicar la transfobia de la entidad. Tenria que ser un día para recordar que las personas Trans existen y resisten; pero que continúan siendo personas de segunda categoría en este estado.


