Veo más feminismo en los clips con los que la jefa de gobierno de la Ciudad de México, Claudia Sheinbaum, sostuvo los dobladillos de sus pantalones durante un evento oficial, que en los reducidos minutos de sexismo con los que las cantantes latinas Shakira y Jennifer López alimentaron el apetito morboso de los heterombres blancos asistentes al superbowl, en un pais que constantemente humilla a mujeres latinas migrantes e indocumentadas.
La escritora feminista Susan Sontag afirmaba que no hay nada de malo en la belleza sino en el deber ser bella y, como resaltó en su ensayo Belleza de Mujer, el problema radica en que este concepto es en sí un constructo masculino para mantener a las mujeres centradas en estereotipos de belleza occidentalizada y así mantener a las mujeres controladas a través del ideal físico, en un sistema de constante reciclaje de romantización al consumidor heterosexual.
Ambos ejemplos son ilustrativos del momento crítico que enfrentan algunas corrientes del feminismo radical, sobre todo la fracción de extremoderecha fascista denominada TERF (Feminismo Radical Excluyente de Mujeres TTTrans), que se ha centrado en la persecución de mujeres Transgenero y Transexuales, manteniendo una alianza de silencio cómplice con los patriarcados heterosexuales y gay.
Muchas de las criticas contra el uso de clips en el pantalón de la jefa de gobierno Sheinbaum partieron de hombres hetero y gay autoconvertidos en un desfile de pasarela de viudos de Gianni Versace, Calvin Klein, Pierre Cardin, demostrando su desprecio por el trabajo y el manejo del espacio político de una mujer, reducido por ellos a anécdota de alta costura.
Cuando extendí ante el presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, la bandera de la Diversidad Sexual en Palacio Nacional, muchos de estos hombres gays se centraron en condenar mi cabello alborotado, mi falta de maquillaje, mis zapatos de tela y mi ropa de bazar llena de pelos de gato.
Mi respuesta fue: Digan lo que quieran, los pelos de Bufffy llegaron al saco del presidente de la Republica, dudo que alguna vez ustedes lleguen tan lejos.
En ambos casos, el concepto de belleza y la crítica a la falta de sincronización con los roles de imagen producidos por el imaginario político del hombre legitiman su poder de nulificar el fondo y les lleva a ser jueces que administran la posibilidad de interpretar la autonomía física y la expresión publica de Mujer y de sus feminidades disidentes.
El espectáculo de medio tiempo del superbowl en el que Shakira y Jennifer López bailaron reguetón semidesnudas ante millones de hombres —principalmente blancos— en el pais más racista del mundo, debió generar visiones criticas directamente del RadFem Terf, que intenta eliminar a las mujeres TTTrans por replicar los estereotipos sexistas del patriarcado.
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Las visiones del abolicionismo basadas en gran parte en el trabajo de Andrea Dworkin apuntan a abolir no solo la prostitución (defendida por la industria de la esclavitud sexual de las mujeres desde el eufemismo de Trabajo Sexual) sino también la pornografía y por lo tanto el reduccionismo a las mujeres como complementos sexuales del heterombre, a través del sexismo en los medios de comunicación.
Anteriormente la cantante Beyoncé fue criticada por usar la palabra Feminista en un sexista video musical, en tanto que Madonna se autodenominó Mala Feminista en una entrega de premios en la que intentó confrontar a la escritora feminista TERF, Camille Paglia.
Pero, ¿hay feminismo realmente en el espectaculo sexista de Shakira y López, en una esfera de redes sociales donde muchas mujeres hacían debates sobre quién le habia ganado a quién y hombres se masturbaban con las siluetas artificiales de mujeres latinas de 43 y 53 años?
El falso discurso de que la mujer se empodera sexualmente a través de adherirse a los ritos sexuales del patriarcado depredador le ha traído al heterombre light importantes ganancias sexuales.
Diariamente miles de mujeres se suman al carrusel de opciones del Tinder, que las reduce a ser elegidas por fotografía para cualquier micro heterombre discapacitado social, en tanto que el reguetón —con sus letras misóginas y el uso sexista de las mujeres latinas y de sus imágenes hipersexualizadas en temas como Tusa y su video donde todo gira en torno al estereotipo occidental—, sólo diluyen más la posibilidad de una nueva crítica a la política sexual fuera de la androcracia lasciva del nuevo bebé del patriarcado millennial.
Nacida en Colombia, la Shakira del álbum Donde Están los Ladrones, cantaba letras políticas con una acidez destacable hacia Sartre y el charlatán de la reencarnación Brian Weiss. Después del paso de Gloria Estefan, pintó su cabello de rubio y, semidesnuda, bailó eróticamente para complacer a los hombres blancos del país cuyo ejército esta vinculado con la violación de niñas colombianas.
Ante el silencio del Radfem TERF y su falso discurso abolicionista, me quedo con la espontaneidad de Claudia Sheinbaum, mientras yo coloco, a medida de protesta y de apoyo a ella, unos clips metálicos en las mangas de mi blazer.