. Hace dos años, el 14 de agosto de 2006, hombres y mujeres hidalguenses que padecimos la violación a nuestros derechos humanos por parte de diferentes autoridades, nos reunimos para formar una asociación ciudadana que contribuyera al respeto por los derechos ciudadanos, no nada más desde el aspecto práctico, sino también desde la parte académica y teórica.
Por Tania Meza Escorza / Desde Abajo
Tras una represión oficial a cualquier grupo contracultural, generalmente suelen ser dos las opciones de quienes reciben un castigo por desacatar el orden establecido: Asumir la actitud pasiva de quien concluye: “no vuelvo a meterme en problemas”, o bien, una postura de protesta radical.
Como diría el maestro Umberto Eco, los integrados o los apocalípticos.
En el siglo pasado, las represiones estudiantiles de los años sesenta dejaron el saldo esperado entre quienes deseaban cambiar el mundo: por un lado, una gran masa escolar atomizada, apaciguada por espíritus de competencia, medios masivos y drogas. Por otro lado, quedaba una minoría de jóvenes abandonando la universidad y la vida familiar para integrarse a grupos guerrilleros armados.
Los resultados extremos de estas formas de lucha fueron sembrando el descontento social, que llevó a la sociedad civil a organizarse para arrebatar paulatinamente al poder los espacios de participación pública, por vías cada vez menos riesgosas.
El teórico inglés Anthony Giddens plantea una tercera vía en materia económico-política, sin embargo, la sociedad de todo el planeta se apropia hoy de este tercer camino para obligar a los gobiernos a mirar hacia abajo y recordar que no se mandan solos.
En la mayor parte del planeta, la aplicación y defensoría de los derechos humanos está en pañales pero estos primeros pasos, sin duda, no se han dado por obra y gracia de quienes ostentan el poder, sino gracias a la acción de la sociedad civil organizada.
Hace dos años, el 14 de agosto de 2006, hombres y mujeres hidalguenses que padecimos la violación a nuestros derechos humanos por parte de diferentes autoridades, nos reunimos para formar una asociación ciudadana que contribuyera al respeto por los derechos ciudadanos, no nada más desde el aspecto práctico, sino también desde la parte académica y teórica.
Hoy, la Academia Hidalguense de Educación y Derechos Humanos, (ACADERH) está compuesta por ciudadanos y ciudadanas con perfiles personales, profesionales e ideológicos diversos, que tenemos en común el compromiso por el respeto, la promoción y la documentación de los derechos humanos, desde los aspectos teórico y práctico.
En estos dos años, hemos logrado realizar tres publicaciones editoriales con investigaciones propias, múltiples conferencias en instituciones de toda índole, públicas y privadas, diversos acompañamientos en materia de defensoría de Derechos Humanos a la población, varios seminarios y diplomados impartidos, así como más de cien talleres de capacitación en materia de defensoría comunitaria de los derechos fundamentales en todo el estado.
En esta asociación civil nos pronunciamos contra de todo tipo de discriminación basada en el origen étnico o nacional, género, edad, capacidades diferentes, condición social o económica, condiciones de salud, embarazo, lengua, religión, opiniones políticas, orientación sexual, estado civil, ideología, o cualquier otra.
Con el doctor Pablo Vargas González a la cabeza, la ACADERH es una asociación ciudadana no lucrativa, autónoma, apartidista pero promotora de la cultura política y de la participación ciudadana, así como de una mayor incidencia de la sociedad civil en la toma de decisiones en Hidalgo.
Comentarios: taniamezcor@hotmail.com