. Si Valentín Campa, aquel histórico ferrocarrilero que transitó como líder desde el Partido Comunista Mexicano al PRD, se enterara que José Guadarrama Márquez es por segunda ocasión el candidato del partido que fundó al gobierno de Hidalgo, seguro vencería su tumba como lo hizo con los muros de Lecumberri para incorporarse a la protesta contra tal designación. Esta candidatura insulta la sangre y memoria de cientos de hidalguenses que han luchado con verdad en las filas de este partido a través de sus épocas, y sobre la cual, la única frase marxista que lo define fue dicha por Groucho: “Estos son mis principios, si no les gustan, tengo otros”.
Por Luis Alberto Rodríguez / Desde Abajo
Si Valentín Campa, aquel histórico ferrocarrilero que transitó como líder desde el Partido Comunista Mexicano al PRD, se enterara que José Guadarrama Márquez es por segunda ocasión el candidato del partido que fundó al gobierno de Hidalgo, seguro vencería su tumba como lo hizo con los muros de Lecumberri para incorporarse a la protesta contra tal designación. Esta candidatura insulta la sangre y memoria de cientos de hidalguenses que han luchado con verdad en las filas de este partido a través de sus épocas, y sobre la cual, la única frase marxista que lo define fue dicha por Groucho: “Estos son mis principios, si no les gustan, tengo otros”.
De tal modo, las cualidades grouchomarxistas de Guadarrama Márquez definen su hilo discursivo de aquel que únicamente aspira a bloquear a Xóchitl Gálvez (otra protoprogresista) y negociar su vida política: ”¿A quién va usted a creer?, ¿a mí, o a sus propios ojos?”, insistiría en preguntar el flamante senador a quienes podrían escucharlo bajo los templetes de la próxima elección, que tendrían como eslogan de su campaña otra célebre del sátiro Marx: “Partiendo de la nada alcance las más altas cimas de la miseria”.
Esta megalianza opositora -que de por sí se opone a sí misma-, (“Citadme diciendo que me han citado mal”) es la peor de las vergüenzas históricas y el mejor de los negocios de la izquierda y la derecha modernas que por debajo podrán destrozarse, pero en la cima nunca se harán daño. Sin embargo, nada de qué espantarse como nada nuevo hay bajo el sol. Xóchitl Gálvez, Guadarrama Márquez o Francisco Xavier Berganza son aquello que en el marxismo cómico y delirante se justifica como política, una actividad lúdica e interpretativa. La política aliancista es pues, como la política en su definición más purista (de puro, habano o cigarro bajo los bigotes de Groucho Marx) “el arte de buscar problemas, encontrarlos, hacer un diagnostico falso y aplicar después los remedios equivocados”.
¿Qué plataforma? ¿Qué propuesta efectiva? ¿Cuáles son los compuestos del convenio? Ni si quiera el PRI tiene tanto vacío en lo hondo por donde Hidalgo se irá al carajo este 2010. Año electoral con ambos tres de los partidos y personajes que aspirarán a quedarse con el forro de la silla que dejará de ocupar Miguel Ángel Osorio Chong quien cierra su sexenio bajo el esquema ético marxista: “El secreto del éxito es la honestidad. Si puedes evitarla, está hecho”, estrategia que frente al “haiga sido como haiga sido” del prohombre y presidente de los promachos y seculares, Felipe Calderón, se aspira a gobernar este Estado entre cualquiera de los caciques priístas, la violencia inaudita de Guadarrama Márquez y el manto púrpura de Xochitl Gálvez y aquella estructura que hoy atenta, vía PGR, contra los derechos de la diversidad sexual, las mujeres y todo aquel y aquella ciudadana alejada de los atrios y cercana a las bibliotecas.
Con ese afán de congruencia se llevó a cabo este domingo 30 el Consejo del PRD estatal para aprobar entre sus integrantes si la alianza con el PAN va o no, resultando que siempre sí. “No puedo decir que no estoy en desacuerdo contigo”, rezaba la consigna de los perredistas quienes, bajo la mirada juzgadora de Valentín Campa, han dejado de tener todo de marxistas (o sea, de Karl) y mucho de grouchistas (o sea, de Marx). Tanto que hasta el que dice ser el más fiel entre los fieles de Andrés Manuel López Obrador, el dirigente de la Casa del Gobierno Legítimo en Pachuca –pero que en realidad masca por lo priísta- bejaranista en lo ideológico-, Hugo Jaciel Mendoza, es uno de los más entusiastas porristas de la foxista Gálvez en Facebook a quien le dio su voto de confianza en el altercado negriamarillo de este fin de semana. (“Disculpen si les llamo caballeros, pero es que no los conozco muy bien”)
Con un PRD cooptado por una mafia de Chuchos y Amalios, las voces que expresan su desacuerdo con la imposición de Guadarrama Márquez son acalladas desde el reducto traidor del Comité Ejecutivo Estatal donde entre porras y Porras, el partido es un desmadre. Pero aún, un desmadre que en esta ocasión será entregado al partido que han vencido desde los últimos seis años, el PAN, gracias a la concertaseción entre Jesús Ortega y sus aliados en el Gobierno Federal, desde que juntos evitaron la llegada de Alejandro Encinas a la presidencia nacional del PRD porque, a ciencia efectiva, evitaría la postulación del profesor bajacaliforniano resuelto en jacalense, como muestra que los verdaderos izquierdistas de este partido, no olvidan la cacería que fraguó desde el Gobierno de Hidalgo contra los disidentes al salinismo entre 1987 y 1998.
Ay que recordar que Guadarrama Márquez nunca ha pertenecido al PRD; que ha sobrevivido en ek negocio del sol azteca gracias al patrocinio de la zacatecana Amalia García y el guanajuatense Carlos Navarerte, a quienes el hidalguense ha beneficiado con sus experiencias de mapache tricolor. Estos mismos le entregaron la candidatura a gobernador hace cinco años, cuando el PRD en alianza con Convergencia cedió a éste último la postulación del abanderado y que, para sorpresa de nadie, lo hizo con Guadarrama mismo con otra máxima marxista: “¡Cavar trincheras! ¡Con nuestros hombres cayendo como moscas! No tenemos tiempo para cavar trincheras. Las tendremos que comprar prefabricadas”.
Pobre PRD, pobre Valentín Campa , pobre izquierda hidalguense con el peor de sus enemigos instalado en lo alto de su candidatura, desde donde reclama para sí las beldades de su honra al grito de “No permitiré injusticias ni juego sucio, pero, si se pilla a alguien practicando la corrupción sin que yo reciba una comisión, lo pondremos contra la pared..”. Gracia de Groucho quien nos entrega en su comicidad, la tragedia del marxismo vuelto sucio perredismo.
luis@desdeabajo.org.mx
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