por Gabriel Pérez Osorio / desdeabajo
Melinda Victoria Elvenes nació en Botswana, un país con una superficie similar a la del estado estadounidense de Texas.
En sus 600 mil kilómetros cuadrados viven un millón 640 mil botswanas, que lograron su independencia del Reino Unido apenas hace 44 años, en 1966.
Ubicado al norte de Sudáfrica, el país, ocupa el lugar 105 del mundo en PIB nominal, que suma diez mil 800 millones de dólares.
Sin embargo, Melinda vive ahora en Noruega. De padre noruego y madre botswana, es una súbdita de ese gélido reino del norte de Europa, cuya superficie es casi la mitad que el de Botswana, pero en el que habitan casi tres veces la cantidad de personas que en el país africano.
Su PIB nominal es el 40 del mundo, ya que alcanza los 456 mil millones de dólares.
Así que Melinda tiene casi garantizado su futuro gracias a las inteligentes administraciones de una sucesión de ministros que ocuparon el petróleo, que hallaron en la segunda mitad del Siglo XX, en el territorio de Su Majestad, Harald V.
Cuando Melinda, que hoy tiene 23 años, sea mamá, tendrá garantizado el derecho a permanecer, al menos, 46 semanas al lado de su bebé, recibiendo el 100{9e1ff1bee482479b0e6a5b7d2dbfa2de64375fcf440968ef30dd3faadb220ffd} de su salario. Si desea alargar el permiso de maternidad 10 semanas más, deberá aceptar que se le reduzca el salario 20{9e1ff1bee482479b0e6a5b7d2dbfa2de64375fcf440968ef30dd3faadb220ffd}. Eso sí, Melinda podrá contar con la compañía de su esposo durante 10 semanas, que es lo que dura el permiso de paternidad en el país escandinavo.
Melinda, que sale todos los días de trabajar a las 4 p.m., podría aspirar a ser Primera Ministra del buen Harald. No sería la primera, por supuesto. Pero al igual que el resto de las mujeres noruegas, tiene amplísimas posibilidades de acceder a ese puesto o cualquier otro dentro del gabinete del Reino. Allá, por lo menos el 40{9e1ff1bee482479b0e6a5b7d2dbfa2de64375fcf440968ef30dd3faadb220ffd} de las carteras gubernamentales están ocupadas por mujeres. Así es, y así ha sido, desde mediados de la década de los ochenta.
A Melinda, la futura ministra, no le molesta que le cobren casi la mitad de su salario en impuestos. No le molesta porque además de contar con los mejores servicios públicos del mundo, como tener garantizado el servicio de guardería por Ley, sabe que recibirá una ayuda por parte del Estado el equivalente a 120 euros al mes (mil 950 pesos, al tipo de cambio de ayer), por cada hijo que tenga, hasta que éstos cumplan 18 años.
Guillermo Abril, publicó esta semana un extraordinario reportaje en El País Semanal, que se puede leer en línea en esta liga http://www.elpais.com/articulo/portada/mejor/lugar/ser/madre/elpepusoceps/20100822elpepspor_12/Tes, titulado: “El mejor lugar para ser madre”, donde da cuenta de los testimonios de mamás noruegas, en el contexto del Informe “El estado de las mujeres en el mundo”, de la fundación Save the Children.
En el reporte, Noruega ocupa el primer lugar en el indicador relacionado a la maternidad, el segundo en el de la mujer y el noveno en el de la infancia.
En ese mismo Informe, Botswana aparece en los lugares 46, 45 y 45, respectivamente. Melinda, gracias a su padre, tiene asegurado un futuro seguro, sin violencia, con una sociedad obsesionada por mejorar la equidad de género.
En el mismo Informe, México, con un PIB total del doble que el de Noruega, es decir el 14º del mundo, aparece, como Botswana, entre los países menos desarrollados en los tres indicadores mencionados, en los lugares 21, 26 y 18.
No es extraño, ya que el permiso de maternidad apenas si alcanza las 10 semanas y el de paternidad no existe. El derecho a la educación aparece muy bien redactado en la Constitución, en el mentadísimo Artículo 3, pero todavía hay escuelas públicas que les cobran a las familias sin recursos por inscribir a sus hijos.
No es raro, dado que las famosas cuotas de género son despedazadas en cada elección por partidos políticos que nominan a mujeres como candidatas a diputadas, sólo para quitarles las curules una vez instalado el Congreso, como suele operar el impresentable Partido Verde.
Dado lo anterior, todo parece indicar que Melinda tiene mucho más que celebrar que la ahora famosa Ximena Navarrete Morales, Miss México 2010 y flamante Miss Universo, quien tendrá que luchar con mucho más que los prejuicios y las teorías de la conspiración sobre su triunfo, para asegurar su futuro.
¡Ah! Melinda es Miss Noruega 2010 y, por cierto, no aparece entre las 15 finalistas del certamen del multimillonario Donald Trump.
Enhorabuena, pues, por las dos. Un grito de rabia por ellas, las mujeres mexicanas y botswanas que merecen mucho más de lo que ya tiene la nada famosa Melinda.
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