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sábado, noviembre 9, 2024

La mediocracia según Fernández de Cevallos

Televisa y los monopolios de la radio y la televisión en México intentan una vez más operar la hiriente y conocida cortina de humo para tapar los recientes baños de sangre en Michoacán y Chihuahua, con la aparición pública del panista Diego Fernández de Cevallos, liberado de un presunto secuestro.

Asunto degradante en amplio sentido, si se considera que este mismo fin de semana – cuando se supone que ocurrió la liberación del político ligado a Carlos Salinas de Gortari-, miles de activistas por los derechos humanos en todo el país alzan su voz, y de condena por el feminicidio de Marisela Escobedo, una enfermera jubilada de Chihuahua que se había convertido en activista en tras la búsqueda de castigo al asesino confeso de su hija Rubí; quien, no obstante, fue liberado por la procuración de justicia de ese Estado. El pasado jueves 16, Marisela cayó muerta de un tiro en la cabeza cuando mantenía un mitin permanente contra las arbitrariedades judiciales de Chihuahua, justo frente al Palacio de Gobierno de esa entidad. Crudamente, sin secuestros y sin cámaras etiquetadas en exclusiva que captaran sus últimas palabras.

El mensaje es brutal. En un México colapsado por la violencia, ésta se padece con la misma gravedad en cada uno de los cotos de poder, no solo de la delincuencia organizada, sino del sistema político y los medios de comunicación que pretenden imponerlo todo.

La sobreexposición mediática de la liberación del presunto secuestro de Diego Fernández de Cevallos, no hace sino brindar un nuevo capítulo a la mediocracia que permanece, donde nada existe y nada sucede sino es aquello que los massmedia imponen.

México se desangra y las y los defensores de los derechos humanos corren la primera lista de peligros. Esto, por supuesto, nunca será la cabeza de la agenda setting de los monopolios de la comunicación, que optan por montar el show político-policiaco de uno de los hombres que más daño le han hecho a la nación, por encima de la sangre que corre a diario de miles de inocentes que caen a fuego cruzado en las guerras contradictorias del Gobierno mexicano. De eso sí nada o poco se tiene que cubrir, sino las cuentas de los cuerpos que caen a quienes –¡oh proletaria desdicha!-, ya no podrán entrevistarlos con un ramo de rosas en las manos.

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