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viernes, julio 26, 2024

«Ridículo», el nuevo aumento al salario mínimo, fustiga CILAS

En diciembre pasado el Gobierno Federal estableció un aumento de 4.1 por ciento a los salarios mínimos, equivalente a 2.35 pesos —insuficiente siquiera para un boleto del metro—, y lo ubica en 59.80 pesos, que para lo único que sirve es para ahondar el rezago histórico, de décadas, del salario y en consecuencia su pérdida de poder adquisitivo.

México, DF (DESDE ABAJO).– Las y los trabajadores mexicanos transitan este inicio de año con un panorama verdaderamente sombrío en cuanto a sus expectativas de lograr una vida decorosa y el respeto a sus derechos fundamentales y, entre ellos, sus derechos laborales, considera el Centro de Información Laboral y Asesoría Sindical (CILAS), al calificar de ridículo el aumento a los salarios mínimos impuesta por la Comisión Nacional de los Salarios Mínimos (CNSM)

“La carestía galopante, el aumento a los energéticos y el ataque a ciertas profesiones dan cuenta de esta situación y de la voluntad inamovible del gobierno federal de seguir favoreciendo a los poderosos a costa del empobrecimiento acelerado de decenas de millones de ciudadanos”.

En diciembre pasado la CNSM estableció un aumento de 4.1 por ciento a los salarios mínimos, equivalente a 2.35 pesos —insuficiente siquiera para un boleto del metro—, y lo ubica en 59.80 pesos, que para lo único que sirve es para ahondar el rezago histórico, de décadas, del salario y en consecuencia su pérdida de poder adquisitivo.

De acuerdo con estudios elaborados por el Centro de Análisis Multidisciplinario (CAM) de la Facultad de Economía de la Universidad Nacional Autónoma de México a partir de 1982 —año en que inicia la aplicación del modelo neoliberal en México—, a la fecha el salario ha acumulado una pérdida del poder adquisitivo de 82.20 por ciento.

Para el CILAS, si se toma como referencia los tres primeros años del sexenio calderonista los salarios mínimos generales tuvieron un incremento acumulado de 17 por ciento, mientras los artículos de consumo indispensable en el rubro de alimentos aumentaron en 93 por ciento. Del 1 de diciembre de 2006 a octubre de 2010 la Canasta Alimenticia Recomendable pasó de 80.83 pesos a 156.76 pesos; en contraparte, el salario pasó de 48.67 pesos a 57.46. “Evidentemente ni el reciente aumento logra resarcir ese déficit”, considera la agrupación.

“La obsesión del gobierno federal por contener los salarios en esos niveles violenta de modo grave la Constitución Política mexicana que en la fracción VI del artículo 123 lo obliga a fijar salarios mínimos suficientes. Para tratar de justificar esta situación los representantes patronales y las autoridades laborales declaran que muy pocas personas ganan un salario mínimo, lo cual es una mentira, dado que las mismas cifras oficiales señalan que al menos 5.7 millones de trabajadores y trabajadoras perciben hasta un salario mínimo, eso sin contar a quienes ni siquiera perciben ese monto”.

Por si esto fuera poco –puntualiza-, la Comisión Nacional de los Salarios Mínimos borró de un plumazo y sin justificación alguna la categoría de “recepcionista en general”, lo que representa una grave afectación a la economía y los derechos laborales de esos profesionistas, en su mayoría mujeres, porque afectará directamente sus percepciones y su prima de antigüedad en caso de separación.

La prima de antigüedad consiste en el pago de 12 días por año, que debe cubrirse de acuerdo con la ley laboral con un límite de hasta dos veces el salario mínimo profesional, que en este caso debía ser de 155.79 pesos, para 2011. Al suprimirse esta categoría su límite se reducirá a 119.64 pesos. Esto es una grave violación a los derechos de estas profesionistas que debe ser reparado.

“No es sorprendente —aunque sigue siendo indignante—, que las y los trabajadores se mantengan víctimas del menosprecio del gobierno federal y sus funcionarios, quienes mientras violentan las normas constitucionales son premiados con grandes salarios y prestaciones”.

Un ejemplo pertinente es el caso Basilio González Núñez, quien desde 1991 —nada más hace 19 años, récord logrado a pesar del cambio de administraciones priistas y panistas—, es el presidente de la CNSM. Este funcionario distinguido ha servido muy bien a distintos gobiernos y como premio a su eficacia han resuelto conservarlo. Por cierto, este empleado de lujo, -que cobra todo el año- entra en sesión “permanente” los primeros días de cada mes de diciembre. Prepara la mesa de reuniones, entrega gráficas elaboradas por sus asesores, y eso sí, no olvida tener café y galletas para sus invitados y que todos estén muy a gusto.

Mientras Basilio González Núñez se dedica a contener los salarios mínimos en sus niveles más bajos y promover la pobreza, él tiene percepciones mensuales de 173 mil pesos, más seguro por 40 meses de percepciones ordinarias; seguro colectivo de retiro de hasta 25 mil pesos; gastos médicos hasta por mil salarios mínimos; separación individualizada de hasta 10 por ciento de su percepción ordinaria; prima vacacional de 50 por ciento de 10 días de salario; gratificación de fin de año de 40 días; además de seguro social, Infonavit, Fovisste y gastos de telefonía celular.

Además de que se debe hacer un juicio político a Basilio González, los datos hacen más que evidente la necesidad, ya manifestada desde hace muchos años, de eliminar la Comisión de los Salarios Mínimos y establecer un nuevo mecanismo que garantice el cumplimiento del mandato constitucional de garantizar a las y los trabajadores la obtención de salarios suficientes.

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