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viernes, marzo 29, 2024

Violencia: por una paz con dignidad y justicia

por Pablo Vargas González / DESDE ABAJO

Ayer domingo 8 de mayo se realizó una jornada más de la sociedad civil a lo largo del país, demandando un cambio de rumbo a la violencia y la inseguridad pública en México. Nuevamente en varias ciudades, acompañaron la marcha encabezada por el escritor Javier Sicilia que se denominó: “No más violencia, por la paz, la dignidad y la justicia”.

Hace 33 días se dio la primera manifestación realizada después del crimen perpetrado contra jóvenes en Cuernavaca. Se produjo un clamor generalizado: un Ya basta¡¡ que reflejó el sentir de la sociedad mexicana ante el crecimiento de la ola de violencia, como parte de la “guerra” contra la delincuencia, cuyo saldo es trágico, en que han fallecido más de 40 mil personas y el clima de inseguridad y miedo se ha posesionado en todas las localidades del país..

Cada día hay cifras nuevas sobre la confrontación entre las fuerzas del Estado y los delincuentes. A su paso dejan no solo cifras y una estadística de la muerte, sino también un clima de terror y miedo que se comparte por los ciudadanos. Pero también la inconformidad y el desencanto de la población ante resultados magros e inciertos, sigue creciendo. Datos duros es la reciente encuesta del INEGI en que el 70{9e1ff1bee482479b0e6a5b7d2dbfa2de64375fcf440968ef30dd3faadb220ffd} de la gente considera que la seguridad pública ha empeorado.

Esta nueva manifestación se enfrenta a la insensibilidad y la indiferencia del gobierno federal y de los líderes de los partidos políticos. Pero no pueden seguir con la “política del avestruz”, y hacer como si no pasara nada.

Cada día crece la opinión de que es necesario un cambio de rumbo, no solo de las políticas de seguridad pública, sino del conjunto del gobierno. En universidades, medios de comunicación y demás organizaciones de la sociedad civil piden un cambio, se oponen a que la violencia sea considerada como “normalidad”. Todos coinciden que urge un cambio de estrategia en el combate a la delincuencia, sobre todo a través del apoyo a la cultura, no de las armas, así como la puesta en marcha de un proyecto político fuerte.
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Mientras autoridades federales y locales, en diferentes entidades federativas, siguen banalizando el respeto a los derechos humanos, la problemática en este rubro se ha extendido peligrosamente. Ante las protestas de las organizaciones civiles solo se tienen promesas y ningún cambio que haga mejorar las condiciones en el respeto a las libertades civiles. Los organismos internacionales siguen observando de modo crítico la situación que guarda al respecto.

En la “guerra contra la delincuencia” se han cometido graves violaciones de derechos humanos, como ejecuciones, torturas, violaciones sexuales y detenciones arbitrarias. México permite sistemáticamente que las fuerzas militares se investiguen a sí mismas a través de un sistema de justicia militar que garantiza la impunidad de los abusos cometidos por el Ejército.

Por eso hoy tiene sentido la demanda de un cambio de estrategias. No se pide abandonar la lucha contra la delincuencia sino atacar de manera múltiple y diversa las causas y los efectos, poniendo en primer lugar la protección de los derechos humanos y las libertades civiles. Blindar a las comunidades con empleos, escuelas, deporte y cultura.

Generar en este momento la cultura de la no violencia es urgente y necesario, así como la tolerancia, el pleno respeto de todos los derechos humanos y las libertades fundamentales para todos, la democracia, el desarrollo, el entendimiento mutuo y el respeto de la diversidad ya que están interrelacionados y se refuerzan entre sí, solo así se logrará la paz, con justicia, dignidad y desarrollo. Si hay propuestas, y las tiene la sociedad en sus manos.

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