Esta elección de 2011 en Hidalgo representa la oportunidad de disputar no sólo los cargos públicos sino que en el marco de transición política y democratización de la entidad, hay un intento de contrastar proyectos y propuestas que modifiquen el municipio como un espacio de transformaciones para el desarrollo social, la transparencia la intervención de la sociedad civil y la participación ciudadana.
Por Pablo Vargas González
Presidente de la Red Unida-Alianza Cívica Hidalgo
para Animal Político
Aún cuando las elecciones municipales hidalguenses del 3 de julio próximo no están dentro de los reflectores nacionales -opacadas por las del Estado de México- tienen una importancia dentro del ajedrez político nacional, porque se disputan territorios que a la postre serán fundamentales en la carrera presidencial del 2012.
En el nivel local, no es una elección más. Se juega el predominio de la geopolítica, luego de las elecciones competidas y cerradas de gobernador y congreso local de 2010 se produce una nueva contienda con los mismos actores, pero en un escenario de 84 municipios.
Lo nuevo es que las elecciones darán lugar a gobiernos que tendrán un marco legal con mayores facultades, puesto que en octubre de 2010 se emitió una renovada Ley Orgánica Municipal. A ello se agrega que en el marco de “unificar calendarios electorales” se modificaron las fechas de los comicios municipales y se amplió el periodo en que regirán los próximos gobernantes de los municipios hidalguenses.
Existen nuevas razones e incentivos para que el proceso electoral municipal sea de gran importancia. Tal vez el más importante es la ampliación del periodo de los y las alcaldes, que será de cuatro años y siete meses, “por única ocasión”, lo que resulta un gran aliciente para partidos y grupos políticos en pos de la lucha por el municipio.
Otro dato es que no hay ninguna modificación a las normas electorales, que el año pasado fueron fuertemente cuestionadas (control de los organismos electorales, control de los medios de comunicación, utilización de recursos gubernamentales, entre otros). Ni tampoco de las reglas políticas de “movilización de clientelas electorales” y el corporativismo.
A pesar de las alianzas, se produjo un número elevado de 329 planillas municipales registradas, muy similares a elecciones anteriores donde los partidos competían por separado. Los competidores son: “Hidalgo nos une” conformada por el PAN y PRD, que intervendrá en 49 municipios, entre ellos Pachuca. La alianza “Juntos por Hidalgo” formada por el PRI/Panal y PVEM que presentan 23 planillas y, Poder con Rumbo integrada por el PT y Convergencia con 31 municipios.
Por separado los partidos compiten pero no cubren la totalidad de los municipios, a excepción del PRI que logra estar en las 84 alcaldías. El PRD va solo en 32 municipios, el Panal en 49, el PAN en 30, el PVEM en 25, Convergencia en 15, y el PT en 17. Los comicios municipales son los de mayor interés pero requieren ser atractivos para los electores. La contienda en base a coaliciones obliga a centrarse en los candidatos y no en las plataformas de los partidos.
De los 84 municipios hay plazas que son fundamentales en la geopolítica: Pachuca, como la capital del estado; Tulancingo de Bravo, por su importancia económica y poblacional; Huejutla como centro regional de la huasteca; Tizayuca, como pieza en antesala de la zona metropolitana de la ciudad de México, Tula por su importancia industrial y sede de las refinerías de Pemex. Desde luego Ixmiquilpan siendo el corazón del Valle del Mezquital.
En Pachuca la contienda tiene visos de revancha, y de lucha sin cuartel por no perder la plaza. Gloria Romero con “Hidalgo nos Une” tiene el conocimiento del ayuntamiento que pretende gobernar sino también la experiencia de la administración 2000-2002 cuando su esposo José Antonio Tellería Beltrán encabezó un gobierno de alternancia y de cambios. Se enfrenta a Eleazar García, joven empresario apoyado por los partidos PRI/Panal y PVEM, y por toda la maquinaría político electoral. En Tulancingo, la competencia se abre a una gama de cuatro candidaturas que impiden tener una certidumbre del voto.
Lo mismo sucede en otras plazas municipales, Actopan, Tula de Allende, Zimapán, Huejutla, Yahualica, Tlaxcoapan, Mineral de la Reforma, San Bartolo Tutotepec, y otras decenas de municipios donde la elección está cerrada y no se puede dar favoritos con antelación.
La reducción del tiempo de campaña y el control de la propaganda en los medios sólo aparenta una tranquilidad formal y a la vez un desencanto y desinterés de los electores. En realidad hay grupos de poder y elites locales que se disputan los municipios, y hacen prevalecer los intereses de grupo sobre los colores y partidos, se observaron en las candidaturas “chapulín” que saltaron de un partido a otro.
Un elemento que puede descarrilar las previsiones es sin duda la participación ciudadana, que puede romper las encuestas, los supuestos y conjeturas. En otras ocasiones la movilización a favor de candidatos populares y de la sociedad civil ha quebrado cacicazgos y el control hegemónico. En 2008 la abstención fue de 47{9e1ff1bee482479b0e6a5b7d2dbfa2de64375fcf440968ef30dd3faadb220ffd} y en 2005 fue de 55{9e1ff1bee482479b0e6a5b7d2dbfa2de64375fcf440968ef30dd3faadb220ffd}, el riesgo de la baja credibilidad en un marco de competencia múltiple, es una realidad.
Esta elección de 2011 en Hidalgo representa la oportunidad de disputar no sólo los cargos públicos sino que en el marco de transición política y democratización de la entidad, hay un intento de contrastar proyectos y propuestas que modifiquen el municipio como un espacio de transformaciones para el desarrollo social, la transparencia la intervención de la sociedad civil y la participación ciudadana.
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