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Hidalgo
sábado, julio 27, 2024

Violencia electoral

Por si no fuera suficiente la violencia generalizada en que está sumido nuestro país, y de la cual no se escapa Hidalgo, a raíz del actual proceso electoral estatal se ha incentivado la violencia como nunca antes la habíamos visto, ya que ahora los partidos políticos no sólo se contentan con coaccionar y comprar el voto con el uso de los recursos del estado, estrategia que se emplea por los tres niveles de gobierno, sino que también hacen un uso desmedido de la violencia, y eso no quiere decir que antes no hubiera. ¡Claro que había, pero no como ahora!

A unos cuantos días de culminar las campañas políticas, a través de los medios de comunicación nos hemos enterado que habido de todo, balazos, machetazos, agresiones físicas, verbales, descalificaciones, etc., etc., no sólo dirigido hacia las y los candidatos, también hacia las personas que participan promoviendo el voto, militantes e integrantes de las dirigencias de diversos partidos políticos.

Si bien es cierto que cada uno de los partidos políticos ha abonado lo suyo a la violencia, ésta no se puede comparar con la violencia de Estado, que en cada elección se repite, ahora exacerbada con el apoyo del Presidente Estatal del PRI, Omar Fayad, quien ha hecho gala de ingenio y de recursos tomando esta elección, desde mi punto de vista, como un ensayo de cómo va a operar el PRI en la elección a la Presidencia de la República del 2012.

El actual gobernador del estado, Francisco Olvera, y Omar Fayad no olvidan los más recientes agravios: en las elecciones presidenciales del 2006, aunque el PAN ganó a nivel nacional, en Hidalgo ganó Andrés Manuel López Obrador, doble agravio, nacional y estatal; y en las recientes elecciones a gobernador del estado, Francisco Olvera perdió en Pachuca, su cuna natal y de la cual era Presidente Municipal antes de ser candidato a gobernador, aunado a que el PRI, en esa misma elección, perdió las diputaciones de los dos distritos electorales, Pachuca Oriente y Pachuca Poniente, en manos de la Coalición “Hidalgo nos Une”, coalición que repite en la actual elección. Eso duele.

De la lista de agresiones, es la suscitada el domingo pasado en la colonia La Raza entre personas de dos de las coaliciones que contienden por Pachuca, una de las que más me preocupa por el alcance de las acciones, y de la cual conozco dos versiones, cualquiera de ellas es grave.

Seguramente usted ha de estar enterada de que, de acuerdo con la información del PRI y publicada en los medios de comunicación, 9 mujeres “miembros activos del Partido Revolucionario Institucional” fueron golpeadas por personas que son “parte del equipo de operadores políticos de la candidata de Hidalgo nos Une por el municipio de Pachuca, Gloria Romero”, y que una de las agredidas presentó “daños craneoencefálicos que obligaron a los médicos a hospitalizarla y mantenerla bajo observación”. La otra versión establece que las promotoras del voto priísta no fueron golpeadas, e incluso hay un video de YouTube, en el momento en que dichas promotoras son retiradas del lugar del conflicto, en una camioneta de la policía municipal y no se ve que alguna de ellas vaya golpeada.

Sí acaso hubo mujeres agredidas, es grave, ya que ninguna causa justifica la violencia contra las mujeres, pero si no fueron golpeadas, es un hecho más grave aún, porque hablaría de una serie de complicidades y de mentiras avaladas por el gobierno estatal, ya que es muy fácil, si se tiene el control de las instituciones del estado, conseguir certificados de lesiones inexistentes, como base no sólo para iniciar una causa penal a los presuntos responsables, sino para linchar mediáticamente a otra mujer, para violentar a la candidata de la Coalición “Hidalgo nos Une”, Gloria Romero León. Como mencioné antes, cualquiera de las dos violencias es grave, pero más grave es cuando es violencia de Estado.

Esta violencia permea en la población y la aleja de las urnas, cosa que le conviene al partido en el poder en nuestro estado. La única forma que tenemos como ciudadanía es manifestar nuestro profundo rechazo a la violencia, exigir a las autoridades competentes una investigación muy puntual de cada una de las agresiones y el castigo imparcial de las personas responsables de las mismas. Y algo muy importante: salir a votar este 3 de julio, aún cuando no haya confianza en las instituciones. Nadie debe decidir por nosotras y nosotros.

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