Tengo el gusto de haber conocido y conversado con la periodista Guadalupe Lizárraga, directora de Los Ángeles Press («las noticias que no se ven en tu país») y autora de la nota de Agustín Estrada. Puedo decir que es una profesional en el amplio sentido, comprometida como pocos he visto o leído en la defensa de los derechos humanos a través del oficio periodístico, y dudo que haya fraguado con Estrada dicha entrevista con simple y llano oportunismo político, como ya por ahi se le acusa. Creo, no obstante, que la chance de publicar esta nota justo en pleno proceso electoral sí ha sido una decisión de Guadalupe, sin saber cuando logró entrevstar al ex profesor. Si acaso fue inmediato previo a la publicación o es que data de algún tiempo atrás, y desde entonces la periodista calculó el momento de darla a conocer. Como sea que haya sido, no sólo es facultad de Guadalupe Lizárraga decidir sobre la temporalidad de sus entrevistas sino su deber y derecho. Y en esta ocasión, ha sido precisa.
La directora de Los Ángeles Press logró las declaraciones de Estrada luego de años permanecer callado y recuperándose en un centro de rehabilitación para víctimas de tortura en paises en conflicto. Con ella, el ex profesor narra detalles de una presunta relación amorosa con Peña Nieto, cuando éste era gobernador del Estado de México. Para algunos, eso es lo valioso de la publicación. Pero, en el estricto sentido del caso, si el priísta es o no es homosexual oculto, o tuvo o no una relación con Estrada es, quizá, lo de menos y ello tan sólo abunda al morbo y no al fondo del conflicto. En todo caso, dejemosle a quienes estudian las identidades sexogenéricas explicar sí esto fue determinante en la forma en la cual fue torturado Agustín Estrada por autoridades de Ecatapec, al ser un caso lleno de detalles, algunos hasta inverosímiles, que hacen cuestionar el interés tras la saña con la cual fue tratado durante en el proceso que sufrió. Sobre ello, la evidencia que resalta es aquella descrita por el propio Estrada: «La homofobia internalizada de Enrique Peña Nieto era letal».
Creo que si el canddiato priísta no quiere asistir a un debate, mucho menos se tomará el tiempo para desmentir lo que haya que desmentir acerca de este caso. ¿Es verdad o es mentira lo que describe Agustín Estrada? Puede que sea verdad o puede que sea mentira. Por eso resulta imprescindible ir hacia lo incuestionable: desde el 30 de diciembre del 2011, la Corte Interamericana de Derechos Humanos investiga a Enrique Peña Nieto sobre el asunto; una conflicto sucitado por una denuncia de abuso de poder, homofobia e impunidad que, para desfortuna de México, involucra al candidato puntero a la Presidencia del país.