PACHUCA, HIDALGO. —Hace unos días, Omar Fayad Meneses, se convirtió en Gobernador Constitucional del estado de Hidalgo. El acto protocolario dejó una serie de señales que todavía no se alcanzan a descifrar del todo.
En su discurso de Toma de Protesta el mandatario hidalguense anunció algunos cambios en la ingeniería institucional del estado. Por principio de cuentas, se crea la Secretaría de Movilidad y Transporte (y designa como titular a un funcionario que no radica en el estado y que, según Fayad, no obedece a los intereses creados de este complejo gremio). Anunció, además, la desaparición de la oficina de representación del estado de Hidalgo en la Ciudad de México (ahorrando con ello siete millones de pesos anuales) y separa a la Secretaría de Turismo de Cultura (asumiendo el compromiso de darle un impulso histórico a las diversas manifestaciones culturales a través de un aparato burocrático propio). Estas son acciones concretas que mandan señales positivas.
Sin embargo, las señales confusas se encuentran en la designación del gabinete. Dejando sin posiciones de poder a personajes políticos identificados directamente al Partido Revolucionario Institucional (PRI), al Partido Verde (PVEM) o al Partido Nueva Alianza (PANAL) quienes abanderaron su candidatura.
¿Acaso Fayad está pensando gobernar sin el sello partidista que lo impulsó? ¿El gobernador pensó en un cambio generacional o en impulsar nuevos perfiles? ¿Fayad considera que los cuadros políticos de los partidos que lo acompañaron carecen de la capacidad suficiente para integrarse a su gobierno?
Las respuestas a estas interrogantes sólo las tiene el mandatario hidalguense.
Por lo visto, la apuesta del gobernador consiste en allegarse de personas de su entera confianza en puestos estratégicos. Por ello nombró a sus antiguos y fieles compañeros de trabajo. Tal es el caso de; Israel Félix Soto como Srio. de Despacho, Citlali Jaramillo en Contraloría, Jesica Blancas en Finanzas y Alejandro Enciso como Srio. Particular. Además, se integran a esta administración; Simón Vargas como Srio de Gobierno, Marco Antonio Escamilla en Salud, Sayonara Vargas en Educación, José Luis Romo en Desarrollo Económico, Carlos Muñiz en Agricultura, José Ventura en Obras Públicas, María de los Ángeles Eguiluz en la Sria. del Trabajo, Eduardo Javier Gómez Baños en Turismo, Benjamín Rico en Medio Ambiente, Mauricio Delmar Saavedra en Seguridad Pública, Daniel Jiménez en Desarrollo Social y Rufino León Tovar en Movilidad y Transporte.
De los nombres anteriores sobresale el del encargado del área de gobierno. Un personaje poco conocido para los hidalguenses. Bernardo Barranco, escritor de “Las Batallas del Estado Laico” lo describe de la siguiente manera:
“Simón Vargas Aguilar es un viejo priista de Coahuila, controvertido por sus aspiraciones a la alcaldía de Torreón en tres ocasiones, ligado en el ámbito nacional a las áreas que se suelen considerar candentes en materia de seguridad y fuerzas armadas. Medios de la comarca, como la Razón de Ser de Torreón, lo sitúan como asesor “independiente” del Secretario de la Defensa Nacional, Guillermo Galván Galván. Fue, director del Centro de Estudios de Justicia Agraria “Dr. Sergio García Ramírez”. También candidato a Senador por Nueva Alianza. Es articulista periodista en diferentes medios entre ellos Eje Central, La Jornada, CEM y Desde la Fe estos últimos de la Iglesia católica. Algunas voces eclesiales le otorgan en los últimos meses el título de operador y enlace entre el episcopado y diversos actores políticos”.
Al parecer estamos frente a un operador político con reconocidos méritos. Quien sabe generar acuerdos con sectores disímiles y con frecuencia confrontados como el clero, los maestros y el ejército. Pero más allá de la persona, lo que los hidalguenses tratamos de entender es por qué el gobernador mandó esta señal a los grupos políticos tradicionales del estado. Los priístas de cepa están muy intrigados por conocer las razones por las cuales un norteño ajeno a las condiciones políticas del estado se convierte en Secretario de Gobierno. Ni los más entendidos han podido descifrar este galimatías.
Mientras tanto Fayad goza de un buen margen de maniobra (ganado a base de votos). Derrocha a plenitud su tradicional carisma y saluda con esmero a los conocidos, e incluso, a los desconocidos. Hasta hoy nadie ni nada le ha borrado la perfecta sonrisa.
Otra señal positiva fue el acercamiento con los presidentes municipales del área conurbada de Pachuca y Mineral de la Reforma. El experimentado político sabe que esos municipios los perdió su partido por amplia diferencia y parece estar dispuesto a revertir esa inercia. De cualquier modo, es de reconocer la voluntad de Fayad por trabajar “hombro con hombro” con aquellos ediles emanados del partido Acción Nacional.
En lo posterior, los hidalguenses esperamos algo más que señales imprecisas. Fayad deberá emprender acciones inmediatas que permitan impulsar el desarrollo social en el estado de Hidalgo. Deseamos un gobierno de resultados capaz de borrar el bochornoso capítulo de la denominada Ley Fayad (que presentó en el Senado y que pretendía regular el internet), de eliminar de la memoria la fotografía donde aparece dormitando en su curul y de aquella desafortunada frase que dijo en tribuna: “consultarle al pueblo llevaría a la anarquía”.
@2010_enrique
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