¿Nueva normalidad o nueva realidad? El término es lo que menos importa. El hecho es que la humanidad intenta adaptarse a subsitir en un ambiente que no conocíamos. Así los comercios de la tradicional calle Guerrero. Ya no es lo mismo vender así. Ya no podemos arremolinarnos por un buen pantalón, ni chuparnos los dedos con unas papas con mucha salsa y limón. Llevamos el tapabocas, marca de nuestra fragilidad. Nos resta la esperanza de que, algún día, volveremos a «guerrerear» sin miedos ni distancias.