El gobernador Julio Menchaca es un político de formas. Se forjó en el crisol legal; esto es, sobre el fino equilibro de la ley que, en términos de ejecución, implica actuar despojado de pasiones y privilegiar, en todo momento, la búsqueda de justicia. Que a cada cual se le otorgue lo que conforme a derecho (y su filosofía) corresponde. Así, pues, «Lex», en su acepción latina, se refiere a la fórmula correcta de mezclar metales, con la cantidad de oro correcta para obtener las monedas, o sea, lo que otorga valor. Es una manera muy significativa de pensar la política. Todo debe ser en la medida correcta; en lo «justo», lo equitativo.
Piénsese en tal característica frente a la vorágine de la sucesión presidencial. Sus tiempos están tocando a la puerta. Una vez que se resuelvan las elecciones locales en Coahuila y el Estado de México, entraremos de lleno en la contienda. Pero, a diferencia de la elección de 2018, ésta no se definirá durante el calendario electoral. El partido Morena lleva tal ventaja sobre la oposición que, de facto, su proceso interno de definición de candidatura será la elección. Quien gane la encuesta para ser candidata o candidato sucederá a Andrés Manuel López Obrador. Es un hecho.
Y como un gobernador morenista, Julio Menchaca no es ajeno a la lucha por la presidencia. Conforme avancen los meses, aumentará la tensión y cada estado librará su batalla. En Hidalgo, quienes apoyan a una u otro aspirante, querrán tomar su lugar. Aunado a esto, pugnarán por una posición de cara a las elecciones al Congreso local, federal, al Senado y a las alcaldías que, junto a la Presidencia del país, se jugarán en el 2024. En ese momento se harán valer los talentos como jurista del gobernador.
Mandatario al fin, su tarea consistirá en equilibrar las pasiones. Entenderá que los ánimos son propios de tal época, pero no permitirá que se pierda la gobernabilidad, que su administración ralentice la marcha, ni que su partido se rompa desde el interior. Atenderá las cuestiones políticas con el mazo del juez, imponiendo límites y velando por la libertad. Al mismo tiempo que abrirá las puertas de Hidalgo para cada cual de quienes aspiran a la candidatura presidencial de Morena. Su relación con cada ‘corcholata’ es excelente. A su vez, le reconocen como un político templado, formal y confiable. Saben que tenderá condiciones para la sana competencia y que, llegado el momento, sabrá apoyar a quien se levante con el triunfo. No en balde el presidente confía mucho en él. AMLO y Menchaca comparten la mesura y la firmeza del buen gobernante. Eso es garantía para los tiempos convulsos que están a punto de comenzar. Y un privilegio para un pueblo que, a diferencia de otros territorios, goza de paz política.