Hace unos cuantos años, la palabra “cine” en Hidalgo se resumía a pasar una tarde en algunos de los establecimientos que había en la ciudad de Pachuca. Históricamente, las generaciones recuerdan aquellos cines como el Iracheta, el Auditorio, el Palacio o el Alameda, como aquellos centros de entretenimiento para ver una película. En la época actual, aquel cine que se situaba en la Plaza 2000 y las primeras salas de Cinépolis en Plaza Bella. Luego estaban en la cartelera cultural esas proyecciones que venían de la Cineteca Nacional. Las muestras de cine se llenaban por las tardes. Era típico ver a las afueras del teatro Romo de Vivar a la gente formada para entrar.
Pero la industria del cine va más allá de públicos que ven una película comercial o de autor.
Poco se sabe sobre cuándo fue el momento exacto en el que la industria del cine empezó a surgir en el estado. En entrevistas que Desde Abajo realizó a diferentes cineastas de Hidalgo, la respuesta fue casi la misma: había pocos que se interesaban por contar historias detrás de una cámara. Sin embargo, los festivales de cine que surgieron hace unos años, lograron dar cuenta de que había muchas personas desando ver cine.
Lo cierto es que la industria cinematográfica debe de abordar todas y cada una de las ramas económicas que la componen, incluyendo la producción, cosa que en el estado de Hidalgo aun no es muy visible que digamos. De unos años a la fecha, se ha visto un crecimiento. Parte de la comunidad cinematográfica opina que aún falta mucho. ¿En qué va esta industria? ¿Qué esfuerzos se han hecho y cuáles vienen en camino?
La profesionalización como punto fundamental de avance
Para algunos cineastas en Hidalgo que están trabajando dentro de un gran grupo de creadores a nivel nacional que crece año con año con nuevas perspectivas y propuestas, los esfuerzos por hacer de Hidalgo un estado cinematográfico, apenas comienzan; pero son tan valiosos que significan las primeras piedras angulares en el camino.
De acuerdo con Salomón Morales, cineasta y uno de los directores del cortometraje Si corre o vuela… a la cazuela, es importante que, quienes están empezando, incluso quienes ya llevan camino recorrido en la industria, se interesen por la profesionalización.
“También los esfuerzos de difusión están presentes, pero sin lugar a dudas creo que tampoco debemos dormirnos en nuestros laureles, porque no es que se haya avanzado demasiado, hace falta todavía mucho en términos de profesionalización”, explicó en entrevista con Desde Abajo.
Para el también productor, a partir de la profesionalización se desprenden un número de cosas importantes, como lo legislativo, que se tendría que empujar y que a pesar de que ha habido esfuerzos, no se han concretado. De igual manera va dirigido también a las convocatorias tanto estatales como nacionales.
“Necesitamos que eso se profesionalice y sea mucho mejor para que incluso los jurados no sean personas que no tengan que ver o que están en otra área del arte o que puedan tener un cierto sesgo o preferencia”, dijo. Agregó que aunque están los esfuerzos, cuando se habla de formación, crear industria y darle continuidad a los proyectos, así como profesionalilzar con gente especializada a las nuevas generaciones, estamos todavía lejos.
¿Qué pasó con los festivales?
Mientras la administración de Omar Fayad estaba en curso y se creaba la Secretaría de Cultura, muchos festivales de diversas índoles aparecieron en la oferta cultural, incluidos varios que tenían que ver con el cine. Estaba el Pachuca Film Fest que después fue Hidalgo Film Fest; apareció el Festival Internacional de Cine de América (FICAH) el cual realizará su séptima edición el 27 de septiembre, abriendo desde julio pasado su convocatoria para enviar material; se creó el Festival Dulcísimo Ovario y nació también Elipsis, todos ellos, de acuerdo con la Secretaría de Cultura federal, forman parte de 19 festivales culturales existentes.
¿Qué hicieron estos festivales por la industria del cine hidalguense? De acuerdo con Jennifer Remba, directora de la Academia de las Artes y Ciencias Cinematográficas de Hidalgo y del festival Elipsis, cada uno de ellos sumó su propio granito de arena para hacer crecer la industria.
“Creo que todo sirve y todo suma. En realidad, para mí, en la gestión cultural y en la promoción cultural no existe tal cosa como la competencia o como un evento inútil. Sí creo que es difícil darles continuidad, sobre todo porque trabajamos mucho como independientes. Al final el presupuesto sale de nosotros o de poquitos apoyos que podamos ir consiguiendo, creo que sí sirve cualquier evento”.
Sin embargo, para Salomón Morales hubo festivales que vendieron la panacea, pero los resultados fueron escasos o nulos. Según el productor, muchos festivales como el de Guadalajara, el de Guanajuato o el de Morelia, se convierten en eventos importantes para el propio cine porque generan industria, es decir, generan formación para las comunidades.
“Creo que los esfuerzos que ha habido han quedado a deber, porque procuran primero la alfombra roja y después el que se incentive el crecimiento de la industria estatal”.
Algo que se puede destacar en casi todos los festivales, es la visibilidad que le dan a los proyectos hidalguenses. Ejemplo de esto es Elipsis que, en su tercera edición llevada a cabo hace algunas semanas, tiene la posibilidad de que dichas producciones se vean a través de la plataforma Filmin Latino perteneciente al Instituto Mexicano de Cine (IMCINE), misma que tiene bastante acceso, entre 2 mil a 3 mil personas visualizan el contenido en cada edición del festival. Además, en su edición de este año se recibió seis cortometrajes hidalguenses en competencia, más otros seis sin competir.
Y si de espacios hablamos también está Dulcísimo Ovario, un festival que surgió tratando de que hubiera más oferta y que fuera un lugar en donde se pudiera ver el trabajo de mujeres mexicanas que se dedican al cine.
“El festival ha aportado un espacio en donde mujeres hidalguenses que quieren dedicarse a eso y entran a la industria pueden ver que existen otras que están haciendo cine y se pueden tomar como referentes que les permitan llegar más lejos en sus metas, pueden relacionarse con otras mujeres que están trabajando en esos espacios”, afirmó Arely Lorenzana, una de las creadoras del festival.
En el año 2022, Dulcísimo Ovario recibió alrededor de diez trabajos de mujeres hidalguenses y contó con la presencia de Faride Schroeder, directora originaria del estado responsable de “Hijas de brujas”. En noviembre próximo se realizará la séptima edición de este festival.
Apoyos para empujar a la industria
Indudablemente, tanto los festivales como el trabajo que de lxs cineastas hace, buscan apoyo de diversas instancias. Muchos de los que hacen cine, lo hacen a partir del dinero de sus bolsillos; otros más buscan recursos en las instancias gubernamentales tanto federales como estatales, pero hay que recordar que la desaparición de algunos subsidios como el Foprocine o el Fidecine, hizo todavía más titánica la tarea de los creadores.
“Sí, es bien importante tener el apoyo de las instituciones públicas, porque todo está ligado”, afirma Ninfa Sánchez, otra de las creadoras de Dulcísimo Ovario, mientras que para Arely Lorenzana, también es importante la formación de públicos, empezar a cultivar en la sociedad el afecto a los eventos culturales.
“No tiene caso que te avientes una agenda con 50 mil proyectos culturales a los que van solo 2 personas. Las autoridades tienen que enfocarse en proyectos culturales que realmente sean algo que fomente un verdadero cambio social, que no se vea como un requisito para llenar la agenda”.
Así va el cine en Hidalgo: el plan de la Secretaría de Cultura
De parte de las autoridades, en específico de la Secretaría de Cultura, a través del Consejo Estatal para la Cultura y las Artes (Cecultah), hay ya todo un plan que están poniendo en marcha. Su directora, Diana Rangel Zúñiga, habla para Desde Abajo sobre lo que se está haciendo por el cine estatal.
“En este año, la Secretaría de Cultura, a través del Cecultah, retomó la operatividad, dentro del estado del programa de Estímulo a la Creación y Desarrollo Artístico de Hidalgo (PECDA), mediante el cual se incluye la categoría de medios audiovisuales, para apoyar proyectos en materia de arte sonoro, guión cinematográfico y nuevas tecnologías y video, para beneficiar hidalguenses con especialidad en guión cinematográfico”.
Asimismo, dentro del Centro de las Artes se abrirán talleres de cine. Se espera que en febrero de 2024 ya estén empezando las capacitaciones. Para fechas próximas, se planean algunas muestras, como una de cine asiático y en este ejercicio fiscal, fueron acreedores a través del IMCINE de un beneficio para desarrollar el proyecto “Cine para el Pueblo”, que se va a llevar a cabo en el Centro Cultural regional de Mineral del Monte.
El acercamiento con la comunidad cinematográfica ha sido poco, pero de acuerdo con Diana Rangel, se busca que éste sea una realidad, en aras de apoyar la promoción de los artistas y sus producciones, ya iniciaron con la película Lo que intentamos ser del cineasta hidalguense Sebastián Guarneros. Lo único que le pidieron es que se considerara el talento joven e hidalguense en la producción.
¿Qué falta para la detonación de la industria?
Para Salomón Morales, que lxs cineastas se pongan de acuerdo y realmente pugnen por algo significativo, dejando los egos atrás y buscando una unidad real para crear una escena o un grupo.
En palabras de Jennifer Remba, hace falta al menos una iniciativa de ley en donde las producciones que llegan a Hidalgo tengan como obligación contratar un cierto porcentaje de talento hidalguense. “Necesitamos que las producciones que vienen de lejos dejen de ser tan celosas y permitan a los estudiantes hidalguenses entrar a ellas y que aprendan”.
Mientras que para Arely Lorenzana y Ninfa Sánchez, hace falta pensar en la parte social y económica. “¿Cómo una persona va a ir al cine? Así sea una muestra gratis, si trabaja de 6 de la mañana a 9 de la noche o si no le alcanza”, subraya Ninfa, quien agrega que es algo que se origina, no desde el presupuesto de cultura, sino que tiene que ver con las condiciones sociales en las que se encuentra Hidalgo.
A continuación de recomendamos algunos títulos de cine hidalguense para ver:
- Hijas de brujas (Faride Schroeder, 2021).
- Con amor, Aura (José León Hernández, 2018).
- Xantolo: la fiesta de los muertos (Karen Linet Eslava Luna / Luis Ángel Sagahón Hernández, 2021).
- El inestable afán del éxito (Sebastián Guarneros, 2021).
Otras producciones filmadas en Hidalgo:
- La máscara del zorro (Martin Campbell, 1998). Filmada en Atotonilco de Tula
- ¡Que viva México! (Sergei Eintenstein, 1933). Filmada en Pachuca.
- Simón del desierto (Luis Buñuel, 1965). Filmada en Ixmiquilpan.
- Conan El Bárbaro (John Milius, 1982). Filmada en Mineral del Chico.