por Tania Meza Escorza / DESDE ABAJO
La historia del feminismo no se mide en períodos de tiempo específicos, sino en olas, ya que por cada avance que las mujeres conquistamos en pro de nuestros derechos, el conservadurismo patriarcal nos hace retroceder un pasito, un pasote o muchos pasos más.
El año 2010 es un claro ejemplo de ello. Luego de que las mujeres obtuviéramos el derecho a decidir sobre nuestros cuerpos (aunque sea sólo en la capital del país) la ultraderecha nos llevó a perder varias libertades conquistadas.
En el área específica de salud sexual y reproductiva, destacan la apatía gubernamental ante la muerte materna y el cáncer de mama, además de la penalización total del aborto en ya 18 entidades mexicanas.
La prevalencia de la Muerte Materna (MM) en el país, y la limitación del ejercicio de los derechos sexuales y reproductivos, especialmente al aborto seguro y legal en 18 estados, son dos de las principales preocupaciones al cierre de este año en materia de salud de las mujeres, consideró Raffaela Schiavon, directora de Ipas México, una organización civil internacional, fundada en 1973, dedicada a eliminar las muertes y discapacidades evitables atribuibles al aborto inseguro. Su labor principal se centra en América, Asia y África.
Ipas México externó a la Agencia Cimac (Comunicación e Información de la Mujer AC) que la penalización del aborto lejos de evitar esta práctica, coloca en riesgo la vida de las mexicanas, ya que según la Secretaría de Salud (SS), en el 2000 fueron hospitalizadas 160 mil mexicanas por padecimientos vinculados al aborto, este número creció a 180 mil en 2009, año en el que cada día 484 mujeres ingresaron a un hospital por aborto.
Con base en información oficial, el análisis de Ipas señala que dae las 27 mil 150 MM registradas de 1990 a 2008, una de cada 13 ocurrieron a causa de complicaciones derivadas de abortos mal practicados.
Del total de MM por aborto, 13 por ciento eran adolescentes y niñas, mientras que 65 por ciento de quienes fallecieron, carecían de seguridad social. Fueron atendidas en instituciones de la SS, algunas eran beneficiarias del Seguro Popular.
La MM en el país es otra preocupación, ya que pese a las acciones anunciadas por el gobierno federal para disminuirla, el número de mexicanas que pierden la vida por padecimientos vinculados al embarazo, parto o puerperio aumentó de 55.6 a 62.8 por cada 100 mil mujeres, de 2007 a 2009.
Esta situación es más alarmante en estados con mayor población indígena y con menores indicadores de desarrollo humano. Mientras en 2008 el promedio nacional de decesos por MM fue de 57.2 por cada 100 mil mujeres, en Chiapas y Guerrero, fue de 96.8 y 96.5, respectivamente, señalaron especialistas.
Otro grave retroceso que perjudica directamente la salud de las mujeres, fue que este año se modificó el Proyecto de Norma Oficial Mexicana (NOM-041) para la prevención, diagnóstico, tratamiento, control y vigilancia epidemiológica del cáncer de mama (CaMa), que retardó 10 años más la edad mínima a la que las mexicanas deben realizarse por primera vez una mastografía para detectar ese padecimiento, ahora será a partir de los 50 años de edad.
Miriam Ruiz, de la “Iniciativa Global Women, para la concientización sobre el cáncer de mama en México”, dijo a la agencia Cimac que retardar 10 años más la edad para que las mujeres puedan ser diagnosticadas con una mastografía de tamizaje es un desatino de las autoridades, que “aumenta potencialmente la muerte de mexicanas por CaMa”.
La activista mencionó que postergar el acceso a la mastografía resultará más costoso para el sector salud, ya que los gastos aumentan si no se detecta a tiempo, aunque esta modificación aún no es permanente, la discusión se llevará a cabo el próximo año con las observaciones de organizaciones, y de otros sectores como la academia e institutos de seguridad social.
En hecho y en derecho, 2010 dejó muy claro que las mujeres en México somos ciudadanas de segunda (tercera, cuarta, quinta…) Los políticos a quienes nunca les habíamos importando, hoy negocian la entrada de capitales oscurantistas a sus campañas y gobiernos, a cambio de sacrificar el elemental derecho a la vida de las mujeres.
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