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viernes, julio 26, 2024

5{9e1ff1bee482479b0e6a5b7d2dbfa2de64375fcf440968ef30dd3faadb220ffd} más de niñas en la primaria

por Tania Meza Escorza / DESDE ABAJO

El Fondo de las Naciones Unidas para la Mujer (UNIFEM) arrancó el 2011 con una gran noticia: En 10 años la matrícula de niñas en las escuelas primarias a nivel mundial creció 5 por ciento, ya que pasó de 91 niñas por cada 100 niños que había en 1999 a 96 niñas por cada 100 varones que se registraron en 2008.

Aunque de entrada parezca un avance poco significativo, resulta de gran impacto en la condición general de las mujeres, porque la educación, por básica que sea, proporciona otras herramientas para la vida y no sólo en el ámbito académico, sino que repercute directamente en autoestima y empoderamiento.

La historia de las mujeres y el acceso a la educación no ha sido sencilla. Justamente la primera ola del feminismo está marcada por el derecho de las mujeres a asistir a la escuela.

En el siglo XIX en Europa se logra que las mujeres ingresen al sistema de educación formal. Si bien los argumentos iniciales coincidían absolutamente con el mismo entorno sexista que hasta ese momento les había negado un derecho elemental. Dado el progreso de la época se hacía necesario que las mujeres participaran en la educación formal, para que pudiesen ayudar correctamente a sus hijos en sus obligaciones escolares. Además, habría que tomar en cuenta a las mujeres que, siendo pobres y feas, no tuvieran ni dote, ni hombres dispuestos a contraer matrimonio.

Por consideración a ellas, debería de proveérseles con una carrera que les permitiera mantenerse por sí mismas, dado que nadie más lo haría. En la mayoría de los casos, estas carreras consistieron en la docencia o la enfermería.

Al igual que en otras partes del mundo, desde la época de la Colonia en nuestro país las mujeres que ingresaban al convento eran las únicas que tenían acceso a cierta instrucción. En los reglamentos del preindependentismo se daba por hecho que ellas podrían acceder a la educación de tipo religioso. Pese a la innegable participación femenina en la independencia, fue hasta 1823 cuando por primera vez el derecho mexicano menciona a las mujeres en el ámbito de la educación formal y pide a los padres que envíen a sus hijas a la escuela.

Décadas después, con el ascenso de Benito Juárez como presidente interino de México, llega también el primer decreto de escuela mixta, pero uno de los muchos avances que se detuvieron con la intervención francesa, fue el del derecho de las mujeres a la educación. No obstante, con la restitución de la República la educación se vio directamente impactada por el progreso. Los tiempos exigían una población mejor preparada y especializada. Se incrementa el número de planteles de primaria y secundaria, incluidos los de niñas, que hasta ese momento eran casi inexistentes. Otra acción en beneficio de las mujeres por parte del presidente Juárez, fue que la ley que decretaba la educación preparatoria no presenta ninguna restricción para que las mujeres accedieran a estos estudios.

Casos como el de México se presentan por todo el mundo: El derecho está dado desde el siglo pasado o antepasado, pero el hecho dista tanto del cumplimiento de las leyes, que la inequidad por género en el acceso a la educación tiene que combatirse todavía hoy, a través de las acciones compensatorias propuestas por la propia Organización de las Naciones Unidas.

UNIFEM señala que, no obstante ese incremento del 5{9e1ff1bee482479b0e6a5b7d2dbfa2de64375fcf440968ef30dd3faadb220ffd}, 37 millones de niñas en todo el mundo seguían sin acceso a la educación primaria en 2008. Sin embargo, acciones compensatorias como la eliminar la inscripción y los incentivos en efectivo son dos estrategias exitosas para permitir que las niñas de menores recursos accedan a la educación. En Camboya las niñas reciben 45 dólares al terminar la escuela primaria y entrar a la secundaria. En Malawi, un programa de transferencias de efectivo no sólo incrementó la escolaridad de las niñas sino que redujo el VIH /SIDA y el sexo comercial infantil.

En México, algunos programas asistenciales privilegian también la prevalencia de las niñas en la escuela, ya que las costumbres patriarcales en la familia hacen que ante una disyuntiva económica, se mantenga estudiando a los varones, porque ellos “serán cabeza de familia”, mientras que a ellas “las va a mantener su marido”.

Estas acciones compensatorias han causado el disgusto de algunas personas de amplia resistencia al cambio, sin embargo, hoy los resultados se ven y este aparentemente pequeño 5 por ciento es un excelente estímulo para iniciar el año.

taniamezcor@hotmail.com

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