El 6 de agosto del 2004 se inició la demanda por daño moral en contra de los que participaron en la elaboración del libro “La Sosa Nostra. Porrismo y gobierno coludidos en Hidalgo” de Alfredo Rivera Flores, prólogo de Miguel Ángel Granados Chapa, edición Miguel Ángel Porrúa, diseño de portada Enrique Garnica Ortega, formación tipográfica Libraria S. A. de C. V., fotografía del autor Héctor Rubio Traspeña.
Un juicio que debió tardar ocho meses en primera instancia se llevó más de cuatro años para obtener la primera sentencia, convirtiéndose en una forma indirecta de inhibir la libertad de expresión a través de juicios interminables que coaccionan a los periodistas. Al respecto hay que señalar que el actor del juicio, Gerardo Sosa Castelán, es una figura pública por los diferentes cargos Públicos que ha tenido, entre los que destacan: Rector de la Universidad Autónoma del Estado de Hidalgo, precandidato al gobierno de Hidalgo, exPresidente Estatal del PRI y ex Diputado Federal y actualmente secretario general de la UAEH.
Las manifestaciones vertidas en el libro se refieren a hechos ciertos y conocidos, por lo que no se atacó su honor o vida privada. A lo largo de seis años de tramitación del Juicio de daño moral (que no debió pasar de 2 años) el Tribunal Colegiado condenanal pago de una cantidad en dinero indeterminada al autor Alfredo Rivera con una saña que se configura por tres cosas:
1) Lo castigan hasta por lo que no hizo; 2) Le negaron la aplicación del principio de retroactividad en beneficio, en donde no debería pagar cantidades exorbitantes; y 3) Dejaron de atender los últimos criterios de la Suprema Corte en donde una figura pública en difusión de información de interés público tiene un grado de protección menor que las personas que no ejercen gasto público.
Debido a lo anterior, y ante la posibilidad de que la SCJN, falle en contra Rivera Flores, el periodista Miguel Ángel Granados Chapa promovió la presentación del “Amicus Curiae”, cumpliéndose el objetivo de entregar un sólido documento que permite reforzar con argumentos la necesidad de fallar a favor de la libertad de expresión en casos de demandas de figuras públicas. Por eso es que con las muestras de solidaridad y la firme convicción de apoyarlo en todo momento, el escritor Alfredo Rivera ha ganado el caso, y es ejemplo de valentía en el ejercicio de la libertad de información en México.