Algunos columnistas institucionalizados de diarios nacionales en México, han seguido el hilo discursivo del gobernador del Estado de México, Enrique Peña Nieto, quien afirma que las alarmantes cifras de feminicidios ocurridos durante su gobierno son un argumento político en el año en el que se habrá de renovar la administración y que, por el contrario, tales han bajado. No sorprende la actitud de estos periodistas, si se considera que el 2011 es año de acomodos políticos, donde tales medios junto a las oligarquías impulsan al mandatario priísta para hacerse de la Presidencia en las elecciones del 2012. Por eso, se ha insistido en estos espacios en decir que los asesinatos de mujeres ocurridos en la entidad no son mayores en cantidad que los ocurridos en estados de violencia sistemática como Chihuahua o Guerrero.
Los feminicidios en el Estado de México son más que los de Ciudad Juárez. De modo que legisladoras locales y federales lamentaron el rechazo del Sistema Nacional para Prevenir, Atender, Sancionar y Erradicar la Violencia, para investigar los asesinatos dolosos contra mujeres que permitiría decretar o no, la Alerta de Violencia de Género (AVG) en esta entidad. Fueron Las diputadas locales Beatriz Rojas Martínez y Maricela Contreras Julián, y las senadoras Claudia Sofía Corichi y Adriana González Carrillo quienes criticaron que con 20 votos a favor, 11 en contra y 2 abstenciones, se declarara improcedente la solicitud en el Congreso para la investigación a pesar de que en cinco años del gobierno de Enrique Peña Nieto fueron asesinadas 922 mujeres, cifra que es reducida a 468, según el informe del procurador mexiquense, Alfredo Castillo Cervantes.
Así que la sentencia está marcada: se debe proteger en todo y pese a todo a Peña Nieto, sobre todo del tema que más escozor le ha causado en su administración: la violencia hacia las mujeres. Desde la dudosa muerte de su ex esposa, Monica Pretellini; la torpe investigación en el caso del asesinato la niña Paulette; la violación y tortura a 26 mujeres de San Salvador Atenco ocurridas durante las protestas del 3 y 4 de mayo; hasta, por supuesto, el freno a la alerta de feminicidios en el Estado de México, donde prácticamente todas las semanas se conocen notas sobre mujeres que aparecen muertas bajo claros signos de violencia sin que las autoridades ministeriales y de Gobierno hagan algo para erradicar la impunidad que los caracteriza.