En mayo de 1908, la Federación de los Clubes de Mujeres Socialistas de Chicago toma la iniciativa, autónoma, no conectada oficialmente al Partido Socialista, de llamar para un Día de la Mujer. Aún cuando fue un primer intento público partidista, el primer día de la Mujer, nacional, asumido por el Partido fue al año siguiente en Nueva York, en 28 de febrero de 1909. En otras ciudades del país, como Chicago, el día fue celebrado en fechas diferentes.
por Tania Meza Escorza / DESDE ABAJO
La asignación del 8 de marzo para la conmemoración internacional del Día de la Mujer tiene orígenes ambiguos, marcados por la guerra fría que dominó al mundo durante la mayor parte del siglo pasado.
La historia oficial de cada uno de los bloques no quería ceder ante el otro la primicia de la conmemoración. Lo cierto es que las mujeres de ambos bandos, aún con la carga política de rivalidad, prácticamente arrebataron la fecha al patriarcado.
En México, la versión presentada por el bloque capitalista es la más recurrente. De acuerdo con la investigadora argentina Andrea D’Atri, la historia se sitúa en Nueva York a fines del invierno de 1857.
La académica sostiene que aquella era una época en la que cada vez más mujeres se incorporaban a la producción, especialmente en la rama textil, donde eran mayoría absoluta. Pero las extenuantes jornadas de más de 12 horas a cambio de salarios miserables sublevaron a las obreras de una fábrica textil neoyorquina que salieron a reclamar por sus derechos. Era el 8 de marzo y las manifestantes fueron atacadas por la policía.
No obstante, el movimiento de las obreras textiles no se detuvo, por el contrario, las movilizaciones eran cada vez mayores. Medio siglo más tarde, en marzo de 1908, 15 mil obreras marcharon por la misma ciudad al grito de “¡Pan y rosas!”, sintetizando en esta consigna sus demandas por aumento de salario y por mejores condiciones de vida. Al año siguiente también en marzo, 140 mujeres jóvenes murieron calcinadas en la fábrica textil donde trabajaban encerradas en condiciones inhumanas.
Por otro lado, la historia oficializada en el bloque comunista durante el siglo XX, fue que desde 1901, luego de la creación del partido Socialista en Estados Unidos, surge en ese país la Unión Socialista de las Mujeres con la finalidad de reivindicar el derecho del voto femenino.
El investigador brasileño Vito Gianotti señala que entre los años 1900 y 1908, siempre en Estados Unidos, nacen varios clubes de mujeres, unos íntimamente conectados al Partido Socialista, otros más autónomos, anarquistas o no. Todos exigían el derecho de voto para las mujeres.
En mayo de 1908, la Federación de los Clubes de Mujeres Socialistas de Chicago toma la iniciativa, autónoma, no conectada oficialmente al Partido Socialista, de llamar para un Día de la Mujer. Aún cuando fue un primer intento público partidista, el primer día de la Mujer, nacional, asumido por el Partido fue al año siguiente en Nueva York, en 28 de febrero de 1909. En otras ciudades del país, como Chicago, el día fue celebrado en fechas diferentes. Pese a todo, para 1909 solamente en cuatro estados era reconocido el derecho al voto femenino.
Mientras tanto en Europa, otras activistas también sorteaban inercias partidistas. El movimiento de las mujeres socialistas, liderado por la alemana Clara Zetkin, también debía enfrentar los radicalismos de quienes consideraban a las sufragistas como “enemigas burguesas que quería desviar el objetivo central de la lucha”.
El académico Vito Gianotti subraya que la visión integradora de Zetkin fue adoptada por el Partido Socialista americano, en medio de grandes debates y con voces discordantes, durante la 1ª Conferencia Internacional de las Mujeres Socialistas en 1907, donde las delegadas aprobaron comprometer a los Partidos Socialistas para luchar por el voto femenino. La propuesta fue elaborada por Clara Zetkin, Rosa Luxemburgo y la única rusa de la Conferencia, Alexandra Kollontai.
Es en ese clima de embates que, en 1910, el Partido Socialista americano organiza por segunda vez, el Día de la Mujer en el último domingo de febrero, en Nueva York. Esta conmemoración estuvo marcada por una gran participación de obreras. Eran las modistas de la ciudad que habían terminado una larga huelga, cargada de represión gubernamental, por el derecho a un sindicato reconocido.
Para agosto de ese año se realizó en Dinamarca, la 2 ª Conferencia Internacional de las Mujeres Socialistas, en donde Clara Zetkin pronuncia un emblemático discurso por la unidad de las mujeres socialistas y el establecimiento definitivo de una fecha para la conmemoración.
Al final, en 1914, en una maniobra política integradora que frenó los radicalismos ideológicos de todos los grupos, Zetkin y sus colaboradoras establecen la fecha en el aniversario de la huelga del 8 de marzo, y estipulan que deberá enfocarse a buscar el sufragio femenino.
De este modo, 8 de marzo se elige por la huelga estadounidense, el año por el discurso de Zetkin en 1910 y la premisa básica fue la de las “feministas burguesas”. Como se ve, la elección del 8 de marzo como Día Internacional de la Mujer es por sí misma un ejemplo de la inclusión y apertura de la política de las mujeres.
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