Entrevista a Olga Reyes Salazar, víctima del Ejército en Juárez, México. Su hermana, la activista Josefina Reyes Salazar, se convirtió, por desgracia, en leyenda y símbolo de la lucha contra la corrupción. Sus denuncias directas contra militares del Valle de Juárez por sus delitos y abuso de poder le costó la vida.
Por Javier Juárez
Los últimos años han sido un verdadero infierno para ella y su familia. Olga Reyes Salazar ha sufrido el peso demoledor de un sistema corrupto que corta de cuajo la voz y la vida de todo aquel que denuncia la red de poder: complicidades y mentiras que ampara el crimen organizado en Ciudad Juárez y su Valle.
Su hermana, la activista Josefina Reyes Salazar, se convirtió, por desgracia, en leyenda y símbolo de la lucha contra la corrupción. Sus denuncias directas contra militares del Valle de Juárez por sus delitos y abuso de poder le costó la vida en enero de 2010. Tras su asesinato, la cascada de agresiones y acoso contra la familia -lejos de cesar- se incrementó. La exigencia de justicia para el caso de Josefina incluyó a los asesinatos de sus hermanos y de la esposa de uno de ellos, y de una cascada de agresiones que acabaron con el incendio de sus negocios y sus casas.
Pese a la más que demostrada implicación e incluso participación de miembros de las fuerzas militares en estos capítulos, las autoridades jamás han querido investigar, garantizando así un halo de impunidad para estos criminales de uniforme oficial.
Hoy, Olga Reyes Salazar, hermana de Josefina, vive exiliada, lejos de Juárez. El miedo y la rabia están presentes en su día a día, junto al recuerdo de sus hermanos y familiares. Pese a todo no pierde la esperanza.
Tras insistir y sostener largas conversaciones telefónicas, Olga accede a que nos veamos. A miles de kilómetros de su casa, la espero en un céntrico restaurante. Se acerca a mí: “Le he reconocido por las fotos que vi de usted en Internet” me dice sonriendo. Tras pedir dos cafés comenzamos a charlar y poco a poco la rabia y la impotencia se apoderan de mí tras escuchar el testimonio de Olga. Durante más de una hora, esta luchadora innata me abre su corazón en una entrevista desgarradora que pone de manifiesto la red de complicidades y mentiras que rodean los asesinatos de los Reyes Salazar. Aún hoy no hay ni un solo detenido por los asesinatos de seis de sus miembros.
JJ.- Para aquellos que no la conocen ¿quién es usted?
ORS- Soy Olga Reyes Salazar, mujer nacida y criada en Guadalupe, un pueblo muy cercano a Ciudad Juárez, en el estado de Chihuahua. Allí he vivido junto a mi familia, que siempre ha destacado por trabajar en defensa de los derechos humanos. Desde hace años los Reyes Salazar hemos estado presentes en denuncias de injusticias en el Estado de Chihuahua en general y en Juárez y el Valle de Juárez en particular. Mi hermana Josefina siempre defendió a la gente más vulnerable, ayudando a las familias más humildes, pero con la llegada de los militares en 2007 comienzan a darse muchas quejas de abusos de estos militares, con robos, agresiones… y mi hermana comenzó a interponer denuncias sobre estas actuaciones y sobre estos militares. Es entonces cuando comienza un acoso muy fuerte contra ella y contra toda la familia. Ha sido una verdadera pesadilla….
JJ.- La campaña de acoso y agresiones contra su familia comenzó a conocerse en 2010, pero lo cierto es que ésta comenzó antes por lo que me dice…
ORS.- Así es. Ya en 2008 asesinan a mi sobrino, el hijo de Josefina. Lo asesinan de cuatro balazos en la espalda. Nunca se esclareció su asesinato. Muy cerca de donde fue asesinado hay gente que vio que estaba estacionado un convoy con militares, y ellos no hicieron nada por detener a los asesinos.
Mi hermana comenzó entonces a interponer denuncias y, poco después, ella es asesinada. Josefina había ido a visitar a mi mamá y durante el trayecto ella pasó un retén militar, y sólo 3 kilómetros después un coche la bloquea y unos hombres encapuchados intentan llevársela a la fuerza y al resistirse la matan con un balazo en la cabeza.
JJ.- Por el asesinato de Josefina en 2010, lejos de significar apoyo o protección del gobierno supuso el inicio de una cadena de asesinatos contra miembros de la familia….
ORS.- Sí. Después del asesinato de Josefina la familia pedimos apoyo y protección, pero nos la negaron. Mi hermano Rubén siguió al frente del negocio familiar y después de que mataran a Josefina, estos asesinos se fueron contra él. Aquel, mi hermano iba como cada mañana a dejar a su hija al colegio. Muy cerca de allí había un cuartel improvisado con militares. Tras dejar a la niña él se dirigió a comprar algo de comida y cuando salió de la tienda lo mataron disparándole desde una camioneta. Hay testigos que vieron como los asesinos salieron huyendo en escoltados por un coche de militares.
Después del asesinato de Rubén, mi otro hermano, Elías, se hace cargo del negocio familiar. Pero el acoso no paró. A principios de 2011, cuando mi familia se dirigía en coche a Juárez, tras pasar un retén militar, una camioneta les intercepta. En el coche iba mi hermano Elías, su esposa, Luisa, su hija, una hermana nuestra y mi mamá. De aquella camioneta salen hombres armados encapuchados que obligan a mi mamá y a la niña a bajar del carro. Las dejan tiradas, pero a mis hermanos y a mi cuñada se los llevan. Mi mamá, sin móvil ni nada, consigue pedir ayuda y es entonces cuando comenzamos a movernos para pedir que les liberen.
Organizamos un plantón con la ayuda de otras organizaciones en defensa de los derechos humanos con el objetivo de presionar para que nos entregaran a mis hermanos y a mi cuñada con vida….
Tras 20 días, nos avisaron que les habían encontrado muertos. Los habían dejado a un lado de la carretera Juárez-Porvenir. Habían sido torturados. No fue un triunfo, porque les queríamos vivos, pero logramos que nos dieran sus cuerpos. Hay gente que jamás encuentra los cuerpos de sus familiares.
JJ.- Sin embargo, pese a las evidencias y la más que probable implicación directa de miembros de las fuerzas militares, jamás se investigaron a estos hombres ni estos retenes…
ORS.- Jamás. Son ya años de acoso, de asesinatos. A las autoridades les da igual todo. No hay investigaciones, no hay nada. Las represalias han seguido, nos han quemado las casas, no han amenazado, hemos tenido que irnos del estado… y no hay nada, no hay investigaciones, no hay detenidos…
JJ.- De hecho han justificado esta inacción diciendo que un miembro de la familia, hijo de Josefina, fue detenido en 2009 por supuesta pertenencia al cártel de Juárez, y que eso “justifica” todos los atentados…
ORS.- Así es. Han tratado de denigrarnos con mentiras. Todo es consecuencia de las denuncias de Josefina contra militares corruptos. No nos sentimos protegidos por el gobierno. Han tratado de justificar todo con mentiras para no investigar. Si los militares no son los que matan, ellos sí que protegen a los asesinos, eso es un hecho. Cuando vas por el Valle hay muchos retenes militares. En San Agustín hay un retén militar. No se puede explicar que junto a este retén haya comandos armados que secuestran y asesinan y que los militares no sepan nada. Llegamos a tener datos de un rancho donde nos dijeron que llevaban a gente secuestrada para retenerla y torturarla. Estos retenes nos retuvieron mucho tiempo cuando íbamos hacia ese rancho junto a ministeriales, y cuando llegamos ya no había nadie, pero si que vimos tabaco que acababa de ser apagado, es decir, los que estaban allí se fueron cuando supieron que íbamos hacia allá. Era un rancho situado en el Valle, pero nunca se investigó tampoco. Era un espacio muy retirado, abandonado, pero como ese hay muchos en el Valle, que actúan como casas de seguridad.
JJ.- ¿Cual es su situación ahora? ¿Tiene esperanza de que algún día se haga justicia y los asesinos paguen?
ORS.- Hemos tenido que abandonar Juárez. Mi hermana Marisela y yo hemos salido del estado de Chihuahua y saldremos del país dentro de poco. Tenemos mucho dolor encima. Pese a todo, tenemos esperanza en que desde fuera alguien pueda ayudarnos, ya que desde dentro, a nivel nacional, no creo que haya solución; pero no pierdo la esperanza de que algún día se haga justicia.