Es cierto que Xóchitl Gálvez Ruíz perderá la elección presidencial. Pero no significa que después también se perderá en el ambiente. Una exposición así la convierte en postulante para otro cargo, menor, pero cargo al fin. Ya fue senadora y delegada de una alcaldía de la Ciudad de México. En unos años podría ser diputada federal, presidenta del PAN, defraudadora inmobiliaria o, qué tal, candidata a la gubernatura de Hidalgo.
Es hidalguense. Ya compitió por el gobierno en las elecciones de 2010, perdiendo por muy poco margen ante Francisco Olvera. En ese momento se dio una operación de estado como las que el PRI acostumbraba (perdón, acostumbra). Cuentan que los viejos mapaches recorrieron de último momento la Huasteca comprando de a dos mil y tres mil pesos el voto para inclinar la balanza electoral que, hasta las cuatro de la tarde de ese día, iba perdiendo el candidato oficial. Pero Gálvez Ruíz no defendió la elección, le dio la espalda al estado, dejó de contestarle el teléfono a quienes la apoyaron y se fue a hacer dinero sucio a la capital del país.
A veces pasamos por alto que es la primera mujer hidalguense en ser candidata a la presidencia de la República. Eso es algo para la historia. Claro que eso no le quita lo facha ni lo corrupta. Sería deseable que tal honor lo ocupara alguien políticamente digna. Mas, es lo que es, y eso ya es mucho premio.
Supongamos que Gálvez Ruíz alcanza los trescientos mil votos en Hidalgo durante la elección presidencial. Son los mismos que consiguió Carolina Viggiano Austria al perder ante Julio Menchaca Salazar en la elección local de 2022. Supongamos que le va un poco mejor que eso y es de los estados con menos margen de diferencia entre ella y la candidata de Morena, Claudia Sheinbaum Pardo. Entonces la candidata del PRIAN tendría algo para presumir. Y para reclamar. Si tiene buena votación en el estado, de inmediato se convertiría en aspirante de su coalición a la candidatura por gubernatura para los comicios de 2028.
Ella y la perdedora Viggiano Austria se disputarían la nominación. Xóchitl como flamante excandidata presidencial y amiga del PAN de Hidalgo, y Carolina como senadora plurinominal y dueña del PRI hidalguense. No obstante, en términos locales, los números de la primera de ellas son mejores. Como candidatas a la gubernatura, el papel de la panista fue más exitoso. Casi gana. Mientras que la priísta fue arrasada dos a uno.
Como sea, Xóchitl Gálvez Ruíz es desde ya un perfil para la elección gubernamental que viene. Será una minigubernatura de dos años. Y, de acuerdo con la ley, deberá favorecerse a las mujeres para ser nominadas. Si no tuerce la ley para imponer a un candidato varón (como viene siento su triste costumbre) Morena obedecerá el reglamento. Y el PRIAN chance haga lo mismo.
Lo único que podría detener la posible nominación de Gálvez Ruíz es que de a tiro le vaya mal en el número de votos obtenidos en Hidalgo en esta elección presidencial (guiño guiño, Carolina). Por eso, si Morena quiere ahorrarse el problema de tenerla como opositora en las próximas elecciones locales, más le vale cerrarle el paso. De lo contrario, después de perder el próximo 2 de junio, la veremos muy seguido por acá. Y sé que muchos panistas ya están haciendo cálculos.
